Bueno, parece que mientras no escriba aqui estoy bien.
Y he vuelto tras un tiempo. Un maravilloso tiempo, por cierto.
Pero he vuelto llorando a mi banco. A pasar lo que quedaba de tarde y adentrarme en la noche. A llorarle a esa fuente de agua sucia y tranquila que lleva escuchando mis llantos durante años.
Se me estaban llenando los ojos de lagrimas en otro lugar. He esperado pacientemente que fuera a hora exacta para levantarme e irme.
21:30 h.
Me he puesto mi sudadera, mis cascos, Bob Marley y rumbo al parque. A sentarme en el respaldo del banco, taparme con la capucha y llorar. Me he derrumbado en cuestión de minutos.
No sé qué clase de cimientos estaré usando para que me haya desmoronado tan rapidamente. Sigo sin entenderlo. Igual que sé que de aquí a unos minutos me volveré a armar. Me seguiré comiendo el mundo antes de que me vuelva a comer él.
La primera lagrima ha salido silenciosa, me ha recorrido la cara y han estallado mil lagrimas más. Me he roto.
Y el agua de la fuente ha seguido sin inmutarse. Como siempre. La gente pasando. El frío calándome los huesos. Los árboles pasando de mí.
Como siempre. Todo como siempre.