viernes, 30 de agosto de 2013

Fuck!

Me desperte agitada. Había sido una pesadilla.
Recorrí el pasillo a grandes zancadas y me planté frente al espejo.
Me observé detenidamente. Despacio. Cada uno de mis rasgos.

Y entonces vi en lo que me había convertido.

Mi ojos reflejaban maldad, rabia, rencor. Tenían una expresión despiadada que no olvidaré.
Mi boca se mantenía inmóvil con un gesto de asco que no sé donde habría aprendido. Mi nariz tensa, impasible.
Mi corazón frío, congelado en el tiempo y totalmente acorazado en acero. 
No podía ser cierto. Mi carita dulce, mi corazón caliente, ...
¿Dónde estaban? ¿Qué había pasado? ¿Quién era esa?

Me horroricé al principio. Me espantó lo que vi.




Me paré a pensar... Y entonces entendí que era lo que quería ser. Me había convertido en el fruto de lo que llevaba años cultivando.

Era una auténtica hija de puta.

jueves, 22 de agosto de 2013

No more.


"No será el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la bandera de la imaginación.”
Andre Bretón.



Me partí en dos. 
¿Qué digo? En más de mil pedazos. 
Línea a línea, me despertaba todos y cada uno de mis pobres sentimientos, me rompía mis esquemas. 
Me sorprendía. Cada vez más. Mi joven entusiasmo iba creciendo, mi ansia reprimida se iba acrecentando.

- Teníamos un trato. - Le recordé.

Traspasaba mi armadura, me quemaba por dentro. Ardía. La notaba incandescente por dentro. Quería explotar. Y yo lo sabía.


Era un mar de sensaciones inamovibles. Un puñado de jodidas dudas. 


Me inundaba por dentro, sentía cómo mi cerebro iba procesando cada una de las palabras, cómo me iba removiendo las entrañas, me iba desgarrando el estómago.
Se hacían un nudo mis cuerdas vocales. Mi corazón palpitaba desesperado.

Yo lo sabía. Todo. 
Pero quería dudarlo.

- Lo rompiste.


De repente, recibí semejante hostia... No podía moverme. No quería. Solo quería seguir y seguir. 
Haría cualquier cosa con tal de no parar. De que mis ojos siguieran devorando tal provocación. Sucumbí a la duda, a la provocación, me dejé llevar por ella.

Era la misma oda a la locura. Cualquiera podría serlo en realidad. 
Iba a explotar. Lo sentía.

- Sabes que soy débil. Estás por encima de cualquier obligación. Sabes que muchos te llaman locura.

Se desbordó. Vertía hilillos violetas hacia el exterior por cada una de mis cavidades. Estaba creciendo. No me creía capaz de impedir tal catarsis. De instaurar barreras al instinto. A lo natural. A mi educada parte animal.


Y tal y como el extraño Kafka dijo, me empezó a golpear. Una y otra vez se cernía sobre mí. Con un simple "te lo dije".

Me espetaba cada una de las palabras. Me las escupía en la cara. Sin cesar. Golpe tras golpe los fui recogiendo, los guardé.
Quise recordar toda aquella brutal paliza para la eternidad. Palabra a palabra. Porque sabía que tardaría demasiado tiempo en encontrar otra igual.
Pero mi memoria es limitada, y mis recuerdos, aún más. 

Pero no hay fin en aquel juego. Y cuando me descuido, me vuelven a atacar.

Me devoran por dentro. Y yo, ya, me dejo inundar.






domingo, 18 de agosto de 2013

I dont care.

"Better together" -  Jack Johnson.

Salgo de casa caminando rápido, odio las miradas clavadas en mi andrajosa ropa. Cruzo la carretera y me encamino al sitio. Voy andando mas despacio a medida que me acerco y el frondoso parque me oculta de las miradas indiscretas. Con desgana, con asco, ...

Me subo al respaldo de mi banco y me dejo caer. La noche esta despejada y mi mente muy nublada. Necesito aire fresco, olor al puto pescado muerto del río, las voces de los jodidos viandantes hablando de cualquier mierda. 

Me vacío los bolsillos del chandal. Tabaco, iPod, una bolsita, móvil, grinder, mechero, un librillo de papel y las putas llaves llenas de recuerdos recientes.
Lo dejo todo por ahí y me acomodo.
Hace una jodida noche preciosa.

Mis zapas están llenas de tierra y se me cuela al interior. Son demasiado viejas, pienso.
Vacío la bolsita en mi mano y huelo. 
Joder.
Se nota que he vuelto a mi ciudad...

Echo mano al grinder y lo abro, pongo dentro un par de cogollos y chapo. 

El asqueroso olor del río me inunda, y el fresquito se empieza a convertir en frío y a calarme los huesos. Estoy desesperada hoy. Necesitaba este momento y necesitaba respirar. 
Inhalo fuerte, llenándome de la esencia de la ciudad, de lo bueno y lo malo...
De lo que me jode y lo que amo. Y exhalo con fuerza.

Lo agarro con ambas manos y empiezo a girarlo con calma. Machacando cada problema, destrozando cada historia. Y jodiéndome la vida.

Las cosas cambian y aún así todo sigue igual. Me persiguen mis pesadillas pero ahora soy yo misma la que se atrinchera para matarme, la que me miro con los ojos inyectados en sangre y la que tiene que huir en cuanto pueda. 

Vuelco el contenido en mi mano izquierda mientras busco mi puto paquete "Pueblo" con la derecha. Voy a por las mijitas del fondo y cojo un poco. Mezclo despreocupadamente...

Soy mi propia pesadilla y me tengo que asesinar. Me he vuelto en mi contra y... ¿Cómo coño huyo de mí misma?

Desprendo una hoja de papel a la vez que me hago una boquilla rápido. Lo paso a la mano derecha y me dispongo a liar. Tengo las putas manos frías y no me rulan. Siempre igual...

Tengo mil facetas que no encajan. Mil historias que no sé cómo se complementan. Siempre fuera de lugar. Saqué los pies del plato y ahora ya no sé cómo meterlos.

Chupo un poquito el "pega" del papel y lo voy colocando despacio... Cojo los cordones del chandal y lo prenso con firmeza. Me lo llevo a la boca y respiro...

Se escuchan algunos perros ladrar y no hay mucha gente, es bastante tarde. Me bajo del respaldo y me acomodo en el banco. Se me caen los putos pantalones y eso me desespera. Echo mano al mechero y solo pienso en dejarme llevar. 

Lo prendo y le doy la primera calada despacio. Saboreando el humo en mi garganta y pensando en el jodido sinsabor que tendré por la mañana. Siento cómo me recorre por dentro, cómo me gusta y cómo me destroza. Sigo su recorrido mentalmente y lo expulso por la boca despacio, disfrutando...

Mi mente sigue nublada y mi cuerpo descansa. Me fundo con la ciudad dormida... pero llevo mi propia movida.