miércoles, 23 de julio de 2014

Twice.

Una vez conocí a un músico de la calle. Por casualidad o caprichos del destino, supongo.

Y desde ese jodido día no he podido sacármelo de la cabeza. 

Albergo la esperanza de volvérmelo a encontrar. Puede que en una plaza, o en alguna esquina de la recóndita ciudad, quizás en un café. O puede que en ningún lugar.

Suenan sus canciones por todos sitios. Me retumba su voz en el eco de las calles vacias. Voy cada día al lugar donde lo conocí. Donde empezamos a hablar y donde pasamos horas muertas entre acordes y letras antiguas. Mientras a ninguno se nos ocurrió pedirnos un teléfono, confiando en volvernos a encontrar al día siguiente.

Y ahora sigo confiando. Sigo esperando. Sigo queriendo encontrar su voz por casualidad en Granada. La ciudad mágica, la ciudad de las segundas oportunidades y del qué dirán. 
Donde suenan guitarras y mueren deseos. Donde se cumplen sueños. 

Joder. ¿Dónde estás?