martes, 19 de agosto de 2014

Grx




Eran las tres de la mañana. No paraba de dar vueltas en la cama. Ya no sabía cómo ponerme. Abrazaba la almohada, la soltaba, la cogía otra vez, ...

Estaba desesperada. 

Aunque era normal. 
Desde las cinco de la tarde que empecé me había tomado un café, una coca cola, dos Alhambra especial con sus correspondientes tapas, una cena muy, muy copiosa en un restaurante italiano, y un té en el chill out para terminar. En este orden; y lo último, hacía menos de media hora.

Estaba intoxicada de alimentos no adecuados para dormir.

El perro me estaba poniendo nerviosa, me picaba todo y no paraba de encender y apagar la luz por diferentes causas injustificadas.

Y pensé en ponerme a escribir para conciliar el maldito sueño.

Me quedaban exactamente 6 días y 21 horas en Granada. Menos de una semana, y últimamente el tiempo pasaba demasiado rápido aquí...  

Solo sabía que me iba, qué tenía que hacer y cuándo. Pero no cuándo volvería. Y si lo haría.
Quizás fueran mis últimos días aquí, o quizás volviera en algunos meses o años.

No lo sé. 

Es difícil despedirse de una ciudad como ésta. Tan mágica. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario