martes, 9 de julio de 2013

A lost night.


Nos reunimos en el mirador del norte. 
Desde allí se podían localizar todos los puntos clave de la ciudad.

Fumamos algunos cigarrillos y reímos algunas bromas, nos regalamos muchos besos.

El amanecer era inminente. Ya se podían ver las primeras luces del día escondidas entre las farolas callejeras. 
El cielo clareaba y expulsaba al tímido sol de la mañana. 

Él se dio cuenta, por lo que la agarró fuerte y sujetándola en el aire la trajo consigo. Hacía fresco y algo de viento.

Se encontraban en el viejo Peugeot con la pintura desgastada y algunas esquinas raspadas.
Habían huido del día que se avecinaba, pero ya habían gastado toda la noche. No podían hacer nada.

Por lo que empuñaron sus armas para la batalla. Y con dulces gemidos anunciando la guerra, la declararon al mundo. 

Él la agarró por la cintura de forma sugerente. Ella no dudó y subió. 
Susurró la noche el fin de ella. 
Y ellos comenzaron una historia con fecha de caducidad. 



Demandaron al mundo la injusticia en forma de gritos ahogados de placer. Respiraciones aceleradas y cristales empañados. 
El viejo coche bailaba al ritmo que pedían, mecían sus cuerpos acompasados con el final del amanecer.

Quisieron destrozar el día, hacerlo pedazos y ganarle, por supuesto. 
Lucharon duro. 
Mientras los primeros trabajadores de la mañana comenzaban su rutina con destino oficina. Cruzaban la carretera somnolientos, cabreados, con malas caras.

Ellos sabían lo que esto significaba. La noche había caducado. Y con ella, alguna historia que arrastraba cabos aún sueltos.

Quizás para ser archivada y revisada en algún momento o quizás para arramblarla en el montón de las cosas que NO se iban a hacer.

El día arrojó su luz sobre el capó del coche, y reflejó lo que había sido, sin más, otra noche al azar.

Ellos se separaron sin falsas promesas estúpidas de reencuentros. Las cuales quizás alguno de ellos echó de menos. O quizás no.

Los sucesivos días hablarían por ambos. 
Por lo pronto, les habían ganado la batalla. 

Así que buenas noches... y a dormir.





Por cada día corresponde una noche.

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