domingo, 8 de septiembre de 2013

Everything is alright.

Conozco el pecado porque soy pecadora. Y conozco tus historias, porque yo también las he contado.

Tardes mareando cafés, noches removiendo historias y mañanas rebuscando besos entre almohadas desconocidas.

Nada es lo que parece, y aún así sigo persiguiendote en callejones perdidos de alguna extraña ciudad. Mientras tú me esquivas, o te paras en seco para que te abrace por detrás.



Un "no hay huevos", algunos papeles... y un año nuevo.

Horas mojadas por la lluvia y minutos destrozados por las prisas. "No hay un tú, si no existe un nosotros", eso tenlo claro, pensaba. Siempre quedará un él... escondido en alguna parte de mi viejo o renovado ser.

Días vagando por una ciudad con forma de cuna, incompleta... Pero muy antigua.
Y meses saciados por penas y movidas. 

Siento miradas clavadas en mi nuca, y otras que se agachan al cruzarse con la mía.

Momentos rotos y carreras perdidas. Promesas al aire y ojos caídos. 

Meto "all-ines" a modo de ciega sin ver ni mis cartas, ni el flop. Tampoco quiero verlas, presiento que serán buenas.

Y me da igual.

Quiero doblarme o perderlo todo y quedarme tranquila. Juego un "todo o nada" constante. Me arriesgo cuando puedo y no meto nada cuando sé que lo llevo. Todo al contrario y no hay sitio, ni para mí, ni para tus putas o putadas. 
Noches suicidas y días largos. 

En los que ni las puñaladas de la pared clavadas en mi espalda cuando me arrinconabas me dañaban ni la piel, ni el aura.



Sabía lo que vendría después en el mismo momento en que me quitaste la colilla de mi mano y la tiraste al sucio agua del cenicero improvisado. Lo que nadie me contó, ni tú me advertiste eran las dudas de después. Dudas que brillaban por su ausencia cuando agarraste la colilla; creo, que sin pensarlo. Dudas que nos devorarían la mente y nos joderían el día... Y la noche.

Todo se puede arreglar cuando tienes un buen sastre y la tela no es mala. Aún así, no hubo siniestro total, fue un accidente como todos los demás. Siempre quedaría una buena pasta por pagar y el trabajo bien hecho podría estar. Pero yo soy pobre, y tampoco me gusta malgastar.

El sol me pega en los hombros, pero es demasiado débil para echarme de aquí. Tampoco me quiero ir, yo solo quería escribir. O al menos, intentarlo.

Que los yogures no caducan, me decía siempre mi madre. Pero es que hasta los Mac tienen su año de obsolescencia indicado. Y ahora pienso que sí que tenía ella razón, cuando echo la vista atrás y veo días que por tiempo que pase, ni han muerto, ni me han sentado mal.

Me lio un cigarro tras otro, no encuentro mi lugar. Me refugio en una ciudad vieja y perdida, en la que yo misma le puse fecha de caducidad diez años atrás, y ahora planteo volverla a disfrutar, cambiarle la fecha y reenviarla al mercado disfrazada de novedad. O volver el tiempo atrás. Pero no sé si se podrá, o si yo seré capaz... menos mal.



Ahora empezaba a esconderse el sol y había olvidado mi típica sudadera en el bolso. Me estaba entrando frío, pero no tenía ganas de irme a casa. Tampoco tenía nada que hacer. Esperar y esperar. 

Siempre igual.

Gastando el tiempo y riendome cuando acababa... Siempre me guiñaba un ojo y podía darle al botón de cancelar.

Las mismas canciones una y otra vez. Con la misma melodía tatuada a mi mente y las mismas letras en inglés destrozándome por dentro. Pensé que en algún momento podría aborrecerlas. Pero no soy así.

Me desperté pensando en su descuidada barba y su pelo despeinado -prefería verlo así- cavilando sobre recuerdos jodidos por sus brutas palabras al terminar. Su escasa sutileza y su exceso de sinceridad. 

Qué te puedo prometer? Me preguntaba a mí misma cada vez. Y la respuesta también era la misma. No lo sé. Yo no contaba con que el verde de sus ojos me fuera infiel...

Lo que no perdona y siempre sorprende es la batería de mi jodido móvil... que me enviaba a casa directa en busca de un enchufe y una pared... 

Me da igual, siempre quedarán mis innumerables cigarrillos de liar, mis historias en la cabeza y algún puto dios al que rezar. Que me encontraras aquí, que me vinieras a buscar... Que tú sabes donde podría estar. 

Una tarde más.





No hay comentarios:

Publicar un comentario