jueves, 5 de septiembre de 2013

Tus putas ganas y mis jodidas dudas.

Me rompen por dentro.
Es como esa comida que sabes que no debes comer, que te va a sentar mal, que vas a enfermar. No era justo para ninguno de los tres. Ni ella debía soportarlo, ni él lidiar con ello y yo, no quería estar en medio.
Yo quería alejarme, lo juro, pero no ha habido año que no haya pensado que seguro que no era un capullo, aún así, casi siempre ganaba mi orgullo.
Me dejé llevar, que las cosas fluyeran, igual no era más que una mentira maquillada de sábado noche, un espejismo de miradas perdidas que creímos encontradas. Pero el asfalto de nuestra vieja ciudad aún conservaba las huellas de cada paseo que di cruzándola para buscarte. Cada banco de ese parque me ha visto consumir incontables colillas envuelta en humo alargando la espera. Estirando el tiempo y acortando mi paciencia.
Yo no quería hacer daño, pero tampoco dañarme a mí. Mi corazón gemía tinta por la boca mientras escupía las culpables palabras que reflejaban tu cara. Y yo sólo buscaba días nublados como excusa para no tener que salir de la cama, y bebernos hasta la siguiente semana.
Tus ojos callaban lo que los míos gritaban, esas cosas que nunca te dije, pero sabes.
Ahora atisbo tus jodidas dudas en el verde de tus ojos. Y me consumen por dentro. Yo sé que perdiste las ganas para convertirlas en dudas.





Perdí la cuenta de las veces que te he visto dubitativo. Sé que tus manos no estaban perdidas cuando rodeaban mi cintura aludiendo azar, sé que tu boca no se orientaba a la mía por casualidad, perdí la cuenta de las veces que te he querido robar un beso y me he encontrado que no estás.

Me da vértigo el verde de tus ojos y el doble fondo de tu mirada. Me arruinan los eternos kilómetros que recorro buscándote para encontrarte con ella. Pero persigo tu sonrisa a la vez que me pierdo en los callejones de la ciudad y me voy hundiendo en humeantes alcantarillas olvidadas...

Tus ojos me son tan familiares, como desconocidos. Pero en el punto muerto de esta encrucijada solo reconozco una cosa, y sé que ahora te comerán tus putas dudas... y a mí, mis jodidas ganas.

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