Parece que todo lo que nos decimos por las noches no tiene sentido por la mañana. Que todo lo que me juras es nada.
Atrapada por tus manos y tirones de pelo en la cama.
Me perdí a mí misma en el momento en el que te perdí a ti de vista. Desde el momento en que supe que nunca más te vería sonriéndome desde la calle a mi ventana. Que no me veías, pero sabías que te miraba.
Habrán pasado diez años y sólo consigo alejar los recuerdos de mi mente, no mirar atrás. Pero me encuentro de frente con tus ojos o con sonrisas que creo tuyas. Solo al principio.
Después también desaparecieron las sonrisas. Y las caricias. Y los abrazos en la puerta cuando te ibas. Y las miradas vacías. Desapareció todo.
Ahora solo conservamos los escasos recuerdos de esas noches y algunas mentiras.
Nos refugiamos de la gente, nos escondemos en calles perdidas. Pero todo nos acecha detrás.
Espero la señal.
Espero la señal.
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